-Librería ANÓNIMA (Huesca)
-Editorial LUNWERG
-Pilar BES
-Revista "LA OCA LOCA"
-Juan DOMINGUEZ LASIERRA
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GLOSAS
PREMIO BÚHO 2011 A LA LIBRERÍA ANÓNIMA
DE HUESCA
por José Ángel Monteagudo
Las ciudades se iluminan con su
historia y sus historias, con sus monumentos y con las maravillas naturales de
su propio entorno.
Las ciudades se mueven
y desarrollan con la actividad social, económica y cultural de sus gentes.
Ambas aseveraciones dan vida a las ciudades. Huesca, la ciudad que alberga el
motivo de esta glosa, lleva implícita esa vida.
De la mirada
prepirenáica de la sierra de Guara a San Pedro el Viejo, del Casino a San
Lorenzo, del monumento de las Pajaritas a la programación activa del Olimpia,
de los danzantes al faro cultural de la librería Anónima, con su creciente
significación en las nuevas actividades cotidianas de la ciudad oscense. Huesca
vive, y se ilumina, y se mueve. Y quizá la “Anónima” sea uno de sus nuevos
referentes, aportando su grano de arena insuflando nuevos ánimos y situando una
y otra vez, con sus actos y trabajos, a la ciudad en ese mapa literario y
cultural.
Cito esta referencia
al faro cultural por la simbología del mismo. Faro que da vida, que guía a los
navegantes perdidos ―quizá incluso a aquellos que surcan por el
hastío―, literaria luz en la ruta a seguir dentro de ese mundo de los
libros, y que traspasa el umbral de lo regional para mandar señales al ámbito
nacional.
La “Anónima” es ese
puerto seguro, es la actividad de importantes referentes culturales, artistas y
escritores de todos los niveles que presentan y exponen en sus estancias, y
sobre todo lugar de visita obligada de las personalidades más importantes del
panorama cultural: los lectores.
Lectores apasionados
que disfrutan de sus modernas instalaciones en las que se respira bohemia e
intelectualidad, lectores disfrutando a su vez de un ambiente familiar y de la
permanente disposición de sus responsables que los miman, lectores que
disfrutan con su particular galería de exposiciones abierta a las propuestas
más imaginativas, y de dos plantas acogedoras repletas de libros, de novedades
y de pequeñas joyas literarias.
Ellos, los lectores,
son los visitantes del faro, los que disfrutan de su llamada y del espacio que
representa. También pueden disfrutar de su faro virtual abierto al mundo, su
fenomenal y trabajada página web que abarca desde las noticias y novedades
hasta un genial museo de las “Aes”, en el que desde anónimos ―como no podía ser de otra manera― y artistas diversos van
colaborando con sus creaciones aportando sus particulares formas de ver la
letra “A”, así, el museo crece y se fortalece visualmente día a día.
Pero si importantes
son los lectores, primordial, sin duda, son los habitantes del faro. Allí
reside José María Aniés, Chema para todos los amigos que visitan su espacio,
que cuida los anaqueles y esos espacios íntimos, que dignifica la palabra
trabajo. Chema alimenta esa luz qua ya había llegado lejos consiguiendo el
Premio “Librero cultural” 2009 que otorgan la Confederación
española de Gremios y Asociaciones de Libreros junto con el Ministerio de
Cultura. Ahora esa luz sigue alimentando nuevas perspectivas y sus destellos
han llegado al Búho de nuestra Asociación Aragonesa de Amigos del Libro.
Chema trabaja también
en equipo, bien acompañado en su estancia por Ana Mora y Marta Bosque, todos siguen
acondicionando este particular faro para que siga llegando su resplandor a
cualquier navegante ávido de cultura. Y tras su trabajo le queda tiempo para
presidir la Asociación
de libreros de Huesca, encargarse de la Feria del Libro y seguir apasionándose y mimando
a sus libros y a sus lectores. Si
bienvenidos son los premios de cualquier índole, cuando son merecidos por
aclamación de cuantos conocen la trayectoria y trabajo del premiado, satisfacen
mucho más a todos. Y si bienvenido puede ser este Premio Búho para sus
merecedores, bienvenida es para nosotros la presencia de la librería Anónima, ese
faro cultural de las letras que continúa allí erguido en la calle Cabestany, en
la antigua Bolskan ibérica, emitiendo
sus “Aes” luminosas:
Anónima, ambiente
afable, aroma a albahaca.
Anónima, alma
auténtica, amparo.
Anónima, amanecer,
amigos,
abnegación, audacia y aplauso.
Enhorabuena por este
Premio Búho 2011.
**********************************************************************************"La Ruta Xacobea. El Camino en Aragón",
LUNWERG Editores
por José Mª Hernández de la Torre
Es conocido que la formación del Reino
de Aragón y el apogeo de las peregrinaciones a Compostela son dos fenómenos
históricos que no sólo coinciden cronológicamente, en los siglos XI y XII, sino
que, además, están fuertemente entrelazados. Los primeros monarcas aragoneses,
sobre todo Sancho Ramírez, abrieron sus dominios a las influencias de la
Cristiandad europea y al paso de los nutridos contingentes de personas de toda
procedencia y condición que se dirigían a venerar la tumba del Apóstol
Santiago, o se instalaban como nuevos pobladores en las localidades que iban
creciendo a lo largo de aquel itinerario. El
Camino sirvió para vertebrar el territorio de la naciente entidad
política, para su incremento demográfico, para el renacimiento urbano y la
recuperación del tráfico mercantil, y también para el intercambio de ideas,
usos, tendencias culturales y modas artísticas; la reforma gregoriana,
efectuada por los cluniacenses a impulsos del papado, se difundió por la
Península desde San Juan de la Peña, y el estilo románico francés desde la
catedral de Jaca, mientras el innovador Fuero otorgado a esta ciudad servía de
modelo jurídico para los de numerosas villas de los reinos pamplonés,
castellano y leonés. Los reyes y las órdenes monásticas protegieron,
acondicionaron y fomentaron el Camino de Santiago, del que una de las grandes
vías -la tolosana- cruzaba los Pirineos por el Somport, para reunirse
con las demás, ya unificadas desde Ostabat, en la navarra Puente la Reina, y
conformar en conjunto el llamado "camino francés".
Se me disculpará este sintético exordio,
que me sirve para afirmar rotundamente que el tramo aragonés de ese Camino tuvo
la misma importancia que el navarro, que ambos están en idéntico plano, y ello
sin necesidad de aludir a la preeminencia, tanto temporal como jurisdiccional,
del monasterio y hospital de Santa Cristina. Pero tal incontrovertida evidencia
histórica suele ser ignorada por quienes, fuera de Aragón, tratan el tema.
Probablemente algún motivo para ese deconocimiento haya que buscarlo en el
olvido por parte de los propios aragoneses hasta la nueva eclosión jacobea de
estos últimos años, quizá porque la ruta medieval sólo afectaba a una pequeña
porción del montañoso y poco poblado ángulo noroccidental de nuestra tierra,
lejos de Zaragoza, a diferencia de lo que ocurre en la Comunidad Foral vecina,
cruzada de norte a sur por el otro tramo confluyente, y con travesía de la
misma capital, lo que ha hecho preservar mejor allí la memoria del paso de los
peregrinos. Lo cierto es que buena parte de las publicaciones, no pocas
cartografías y la generalidad de los medios de difusión, cuando se refieren al
Camino de Santiago, lo mutilan dando por sentado que su trayecto en España
empieza sólo en Roncesvalles.
Por eso, sorprende muy gratamente que una
editorial exterior y de tanto prestigio como Lunwerg, cuya sede principal está
en Barcelona, haya dedicado al tema uno de sus hermosos volúmenes, con ocasión
del Año Santo Compostelano de 2010. Lo
titula "La Ruta Xacobea. El Camino en Aragón", y su publicación se
hizo efectiva por iniciativa y con el patrocinio y financiación de la Obra
Social de Ibercaja. Tiene el mérito inicial de situar de nuevo el nombre de
nuestra tierra en un mapa -el del Camino histórico de Santiago- del que nunca
debería haber sido borrado.
Pero tan loable designio no habría sido
razón suficiente para el premio, si no se hubiera materializado en un producto
de muy alta calidad, valioso por sí mismo y no sólo por la simpatía que su
objeto nos suscita. Tenemos en las manos un bello ejemplar de libro, de gran
formato y muy cuidada edición, que al paso de sus hojas combina armoniosamente
el interés cierto de la lectura con un auténtico recreo para la vista.
La obra se estructura básicamente en tres
grandes apartados, dedicados, respectivamente, a la descripción
histórico-geográfica "de los caminos de Aragón que van a Compostela",
al "arte y arquitectura" en ellos y al "paisaje en el
Camino". Feliciano Novoa Portela, José Luís Gutiérrez Robledo y Javier
Fernández de Castro son los autores de los correspondientes textos, cuyo
enfoque a un lector mayoritario, interesado pero no especializado, es
perfectamente compatible con el rigor de la información, la exactitud de los
datos y el adecuado sustrato documental, de manera que nada relevante falta en
el contenido de aquellos capítulos, de bien medida extensión. Se presta en
ellos, claro está, atención preferente a la ruta principal, la descrita hace
casi nueve siglos por Aymeric Picaud en el Liber Sancti Iacobi del Codex
Calixtinus, sin pasar por alto la referencia a los lugares que preceden y
conducen a la travesía por el territorio aragonés, que no puede considerarse
aislada del conjunto. Pero se alude también, en equilibrada proporción, a
"los otros caminos de Aragón": los catalanes por Jaca y por Zaragoza,
el camí de Sant Jaume del Ebro y los valencianos, todos los cuales
completan la red viaria jacobea en nuestra tierra.
El grueso material del tomo lo compone,
sin embargo, el aspecto gráfico: se trata de un libro eminentemente visual.
Casi centenar y medio de fotografías de extraordinaria calidad, la mayoría de
gran tamaño y muchas a doble página, testimonian la enorme riqueza monumental y
paisajística que el caminante encuentra a su alrededor, los rincones insólitos
y los detalles artísticos que puede degustar. Responsable de la selección, Marc
Llimargas i Casas es, además, autor de una buena parte de las vistas seleccionadas,
entre cerca de treinta nombres de acreditados fotógrafos, algunos de los cuales
-como Xurxo Lobato o Domi Mora- aportan también una significativa cantidad al
magnífico conjunto, de cuyo diseño y maquetación se responsabiliza Bettina
Benet.
La traducción al inglés de la parte
textual -The Way of St. James in Aragón-, debida a Peter Smith, unas
espléndidas tablas cronológicas, elaboradas por Fernández de Castro, y una
relación bibliográfica verdaderamente selecta redondean esta producción
editorial, que ha merecido la atención de nuestro búho porque, como traspasando
la impresionante portada románica del monasterio de Sigena, con sus catorce
arquivoltas abocinadas, que abarca totalmente la sobrecubierta del libro,
invita a entrar en la magia legendaria de la peregrinación jacobea y en el
sugestivo conjunto de bellezas naturales, históricas, arquitectónicas e
iconográficas del Camino de Santiago en Aragón.
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PILAR BES
Coordinadora de las Bibliotecas Públicas
Municipales
por JOSÉ LUIS DE ARCE
Les presento a PILAR BES, natural de
Quinto de Ebro, licenciada en Historia, bibliotecaria por oposición,
funcionaria del Ayuntamiento de Zaragoza, donde desempeña el cargo de
Coordinadora de las Bibliotecas Públicas Municipales de Zaragoza, que alcanzan
ya la cifra de 24, logro al que no ha sido ajeno el empeño de nuestra premiada
de hoy.
Es persona de trato amable, muy
profesional en su trabajo, para el que está sobradamente preparada, y se siente desde siempre atrapada por el
mundo de las bibliotecas, institución que considera clave en el campo del
desarrollo cultural y humano en general, así como puerta de acceso a la
comprensión del mundo, a la convivencia y a la universalidad.
Es también, y sobre todo, según
confiesa, y así se aprecia en la
conversación con ella, una persona
vocacional, entregada a su tarea, entusiasmada con sus proyectos y generosa con
su tiempo cuando se trata de cualquier asunto que tenga que ver con los libros
y la lectura; y tiene, además, la gran
ventaja de que cree en lo que está haciendo y le gusta lo que hace, con lo que su trabajo se convierte en algo
con lo que disfruta y de ahí esa sonrisa limpia que ilumina el rostro de Pilar.
Su vida profesional, desde aquéllos
lejanos comienzos en la Biblioteca Santa Orosia ha estado siempre ligada al
desarrollo, organización y equipamiento de la Bibliotecas; aunque ella ha ido
siempre más allá, ya que nunca ha
abandonado los dos vectores que han sido las líneas maestras de su actividad,
además de hacer las cosas bien: el fomento de la lectura y la potenciación de
las secciones infantiles, por las que dice sentir una auténtica discriminación
positiva.
Cumplir bien con su función es el deber
del funcionario, pero hay quien, como Pilar, añade algo más a lo que podría
plantearse como una labor más o menos rutinaria: se adelanta, propone, tiene
iniciativas, lidera un equipo, empuja, atiende y no desfallece. Si ahí ponemos
también un toque de humanidad, cariño, delicadeza, simpatía y buen humor,
estamos ante algo cercano a la excelencia en el desempeño, aunque el velo de la
modestia propio de las grandes personas, trate de ocultarlo.
Ahí tienen ustedes las guías del
usuario, verdaderos manuales de introducción al buen uso de las bibliotecas;
los recitales organizados con asociaciones y entidades diversas; las
colecciones de marca-páginas, siempre aprovechadas para la divulgación
cultural; la cuidadosa atención al mundo
de los niños y su estimulación hacia la lectura; la edición de folletos temáticos; las guías de lectura; la celebración del día
del Libro, las sesiones de cuenta-cuentos… en fin, toda una brillante
constelación de actividades que exceden, con mucho, la mera llevanza de una
biblioteca del sector público. Todo un ejemplo, desde un Ayuntamiento que ha
sabido superar los cambios políticos para consolidar la continuidad de un
proyecto cultural que ha conseguido sumar voluntades políticas distintas y
demandas ciudadanas. En este punto debemos felicitar doblemente al Ayuntamiento
zaragozano por una trayectoria mantenida y por haber acertado plenamente en la
persona capaz de llevarla a cabo.
Por todo ello, este premio no se da a
una funcionaria que se limita a cumplir más o menos eficazmente su trabajo: se
ha buscado poner de relieve ese valor añadido, no exigible, pero muy
valioso, que Pilar aporta a su trabajo,
extralimitándose, en este caso para bien, en lo que sería el cumplimiento
estricto y formal de sus obligaciones funcionariales y entendiendo que la
función pública es, ante todo y sobre todo, un servicio a la sociedad en el que
cada uno debe poner lo menor de sí mismo.
Pilar lo viene haciendo así, discreta y
silenciosamente, desde hace mucho tiempo; es hora ya, por tanto, de que la
rescatemos unas horas de entre sus libros y lectores y le ofrezcamos el
reconocimiento que merece, para lo que
le entregamos hoy uno de los premios BÚHO de este año.
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BÚHO A LA REVISTA “LA OCA LOCA”
Por Ángel HERNÁNDEZ MOSTAJO
Ha sido una satisfacción para nosotros el conceder uno de
los premios búho a la revista ‘La Oca Loca’, que publica el centro
penitenciario de Daroca.
Comenzó a pensarse en ella en el año 2004. Javier Mesa, que
coordina las actividades culturales, y cinco internos fueron los que dieron los
primeros pasos, con la colaboración del periodista Luis J. García Bandrés. La
idea inicial era tan modesta que pensaban publicarla en fotocopias y ver sobre
la marcha si la idea cuajaba. Pero la gran ayuda de la Diputación Provincial de
Zaragoza hizo que el número 1, de septiembre del 2005, ya saliera impreso y en color.
Retrocedamos un momento. ¿Por qué eso de ‘La Oca Loca’? A
primera vista, no parece un nombre muy adecuado para ese tipo de publicación.
Como me explicaba Javier Mesa, cuando empezaron a darle vueltas a la idea de la
revista, lógicamente, uno de los puntos primeros era pensar en el nombre. Y uno
salió por allí que si La Oca; otro, con humor la redondeó añadiéndole lo de
loca; un tercero, que si rimaba con Daroca; y alguien más remachó citando que
en el escudo de la ciudad de los Corporales figuran seis ocas. ¿Motivo de esto
último? La leyenda dice que estas con sus graznidos despertaron a los
centinelas de la población cuando el Jerife de Cuenca cabalgaba con su ejército
hacia Daroca con intención de apoderarse de ella. La ciudad agradeció así la
ayuda de esas aves. Pero aún hay más. No olvidemos que en el juego de la oca
existe la casilla 52. ¿Y qué se representa en ella? La cárcel. Está claro que
la revista estaba predestinada a ser llamada así.
Y si el nombre de la revista rezuma humor no es por
casualidad. Leamos el primer párrafo del editorial del primer número: “Querido
compañero o compañera que ingenuamente has tomado estas páginas entre tus
delicados dedos y te dispones a echar un vistazo a ver qué pasa. ¿Es que no
tenías otra cosa que hacer? ¿Esperas tal vez emociones fuertes, palabras
arrebatadoras, conocimientos arcanos? Pues vas listo. Este es un producto bajo
en calorías, sin isoflavonas ni ácidos omega3. Un minúsculo entretenimiento a
lo más. No se le pueden pedir guayabas al melonar”. Son listos, son listos los
padres de la Oca Loca. El humor aquí no es un fin en sí mismo, ni puede serlo, sino
el astuto ardid que con amenidad introduce al lector en cosas serias e
importantes. Si la revista se nos cae de las manos por aburrida, ya da igual su
contenido. Sí, hay chistes de Marianico el Corto, y crucigramas autodefinidos,
y recetas de cocina y relatos con lenguaje taleguero (por cierto si la Real
Academia recoge en su diccionario ‘talego’ en su acepción de ‘cárcel’, habrá
que solicitar a tan docta institución que incluya también lo de ‘taleguero’, ‘lo
relacionado con el talego’), pero todo esto nos conduce a los artículos que nos
hablan de literatura, de ciencias, de economía, de arte, de historia, de
viajes… Igual aparece Goya que lo hacen Mahoma, Isaac Newton o Elvis Presley (recordemos
el rock de la cárcel). Y así cumple, en palabras del director del centro, la contribución a la promoción de la cultura
en el ámbito penitenciario como un elemento básico en el objetivo de reinserción social. Ojo, no
nos engañemos. No se olvidan en ningún momento de que es una publicación que se
mueve en el ambiente carcelario y que sería un engaño pintar todo de color de
rosa. Hay poemas conmovedores que solo pueden escribirlos los privados de
libertad. También aparece la voz de los internos con preguntas al director de
la prisión del tipo ¿Es cierto que después del desembolso de Navidad y fin de
año nos van a ajustar el cinturón, alimenticiamente hablando? o ¿Cómo puede una
psicóloga, asistente social y educador llevar la gestión y tratamiento de más
de un centenar de internos por módulo?
Con lo dicho hasta ahora, podría llegarse a pensar que la
Oca Loca es una revista hecha por los internos de Daroca para los internos de
Daroca. Nada más lejos de la realidad. Os invito a que entréis en la página web
que desde mayo del 2009 figura en internet. www.revistalaocaloca.com.
Lo primero que vemos es que son 36 los articulistas que,
junto con los internos, han ido llenando y llenan las páginas de la Oca Loca.
Son nombres, unos aragoneses y otros no, muy conocidos en los distintos campos
culturales y que no dudan en colaborar desinteresadamente con la revista. Sería
injusto citar aquí a solo algunos de ellos.
Lo que destaca es la intercomunicación que hay con un gran
número de centros penitenciarios de toda España. Ya hay 16 centros
colaboradores pertenecientes a 13 comunidades autónomas; entre ellos, como no
podía ser menos, los de Zuera y Teruel. En una fecha no lejana, el objetivo es completar
la red con las 17 comunidades. Y lo harán,
ya lo creo que lo harán. Les sobran entusiasmo y experiencia. No se les
desvía la brújula y saben perfectamente a dónde apuntan. La Oca Loca está muy
cuerda. Enhorabuena por el premio. Gracias
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JUAN DOMÍNGUEZ
LASIERRA
por Fernando Gracia Guía
Quiero pedir prestado el título de la sección que nuestro premiado
desarrolla desde hace años en las páginas del Heraldo de Aragón. Él la titula
“en saco roto”, y como puede comprobar no ha caído en tal su ejecutoria para
nuestra Asociación, pasando desde ahora a engrosar esa lista en la que desde
hace años se encuentra su amada Ana María.
La labor de nuestro premiado, JUAN DOMÍNGUEZ LASIERRA, no se reduce con
ser mucha a los casi cuarenta años escribiendo en el Heraldo de Aragón, sino
que abarca una amplia producción literaria que va desde sus estudios sobre la
obra de autores como Jarnés, Gracián, García Mercadal, Mendizábal, López Rienda
o Costa, por citar algunos, hasta sus recientes éxitos literarios sobre el
Aragón legendario o ese “Chufla, chufla””, todo una brillante inmersión en las
características de nuestra tierra.
Desgranar en estas líneas todas y cada una de las producciones de la
fértil pluma de nuestro premiado podría llegar a apabullar a la sala. A este
humilde glosador la lectura del curriculo que tuvo a bien solicitar del
premiado le ha producido tal impresión.
De la lectura del mismo y de lo que se desprende de esos artículos de
prensa en los que tan transparente se nos muestra, uno cree vislumbrar un
enorme sentido de la curiosidad, la sensación de que todo le interesa a este
hombre y la idea final de que casi todo entiende y sabe explicarlo en bellas
líneas escritas con pluma ágil y clara.
A lo mejor esa habilidad le viene de sus estudios de química, de la que
es licenciado, por los que aprendió hábiles fórmulas, que luego aplicó a sus
otros estudios, los de ciencias de la información y de los que finalmente acabó
viviendo y yo diría también que disfrutando.
Cuando leo sus crónicas confieso que me da algo de sana envidia, al
saberle viajero en los sitios más impensables, donde sus inquisitivos ojos no pierden
detalle y saben ver lo que otros a lo peor no veríamos. Como la que he sentido
al saber que en su labor de periodista ha podido entrevistar a gentes como
Salman Rusdhi, Cartier Bresson, Severo Ochoa, Sender o Dámaso Alonso. Casi
nada…
Aunque los papeles oficiales digan que está jubilado, afortunadamente
para la cultura no lo está. De hecho su actividad literaria se ha hecho más
visible en estos últimos años, y ahí están los libros que he mencionado antes y
que le ha editado Delsan, otro de nuestros Búhos precedentes. Y no olvidaré su
constante presencia en actos culturales bien presentando libros ajenos, dando
conferencias –como la que impartió para nuestra Asociación hace unos meses-,
participando en mesas redondas, simposios varios y siguiendo la labor de su
querida Ana María en la magnífica revista Turia.
Nuestra Asociación ha estimado en lo que vale la labor de este aragonés,
que tanto ha hecho para difundir la obra de otros aragoneses y que ha sabido
indagar en nuestra historia, nuestras costumbres, nuestros mitos y leyendas. Un
hombre que va por la vida con una sonrisa puesta, afable, cordial y con los
ojos bien abiertos para absorber todo lo que ve y saber luego contarlo con una
hermosa prosa al alcance de todos los lectores, que ya son tantos que algunos
de sus libros alcanzan puestos importantes en las listas de ventas.
Por estas razones y porque sabemos que a Ana María también le habría
hecho ilusión de haber podido acompañarnos, nuestra Asociación Aragonesa de
Amigos del Libro le concede uno de sus búhos en la presente edición.