Raquel CUARTERO y Chusé BOLEA.
-Joaquín LOZANO
-Librería SERRET (Valderrobres)
-Revista CRÍSIS
-SERGIO DEL MOLINO
GLOSAS
Libro "ANTIGUAS PUERTAS DE ZARAGOZA"
de
Raquel Cuartero Arina y Chusé Bolea Robres
por José Mª HERNÁNDEZ DE LA TORRE
De siempre es sabido que no se le pueden
poner puertas al campo; y ahora, tampoco a las ciudades: las estructuras
urbanas son abiertas, y cada vez más expansiva su planificación, así que nos
resulta difícil percibir cómo durante muchos siglos los habitantes de la ciudad
vivieron en un recinto cercado y cerrado, del que para salir y entrar tenían
que franquear puertas y poternas, por lo general custodiadas..., esperando el
momento en que las abrieran. La planificación urbanística moderna, en aras del
progreso y por la presión del crecimiento demográfico, propició el derribo de
muros y murallas –muchas decadentes y ya en ruina-, en tantos lugares que allí
donde se han conservado, total o fragmentariamente, son, vistas ahora, joyas
valiosas del patrimonio monumental de la localidad.
Lo cierto es que por milenios las ciudades
estuvieron amuralladas. Ello tenía, en principio, una función defensiva frente
a los ataques guerreros de invasores y de sediciosos, y otra de protección
sanitaria en las epidemias, mediante el control de la llegada de forasteros;
pero, de modo más regular y cotidiano, la utilidad principal era recaudatoria,
ya que en sus accesos se percibían los portazgos, consumos y arbitrios exigidos
para la entrada de mercancías en la urbe. De tal manera que las murallas, con
sus puertas y postigos, son testigos del paso del tiempo y de los
acontecimientos históricos sucedidos en la ciudad, pero, sobre todo, de la
intrahistoria y de los modos de vida de sus pobladores. También en Zaragoza,
como viene a ponerlo de manifiesto, con erudición y brillantez, la obra del año
2013 –y con segunda edición ya- que ha merecido el Búho de la Asociación
Aragonesa de Amigos del Libro: Antiguas
puertas de Zaragoza.
Bellamente editada por la Institución
Fernando el Católico, de la Diputación Provincial, al cumplirse dos mil años de
la fundación de Cesaraugusta, es el producto de la armoniosa colaboración de
dos autores: Raquel Cuartero Arina -profesora de Enseñanza Secundaria,
doctorada en Historia con la tesis “Mujeres transgresoras. El delito sexual
en la Zaragoza de los siglos XVI y XVII”- y Chusé Bolea Robres -diseñador
gráfico y técnico en impresión digital, pero además investigador histórico que
tiene publicado su trabajo “Almugávares, vía sus!”, y es el responsable
de la coordinación técnica y artística del libro-, quienes han logrado un
conjunto impreso de gran riqueza visual y riguroso tratamiento documental.
Porque el libro combina perfectamente la faceta textual, cuya
redacción, precisa y clara, se apoya en
un importante aparato bibliográfico y archivístico, con una abundante
ilustración gráfica reproducida, en la que se encuentran mapas y planos de la ciudad
correspondientes a las diversas etapas de su desarrollo urbano, dibujos de
planta y alzado de proyectos arquitectónicos, cuadros y grabados de numerosos
pintores, piezas escultóricas y miniaturas de manuscritos iluminados,
fotografías recientes y sobre todo antiguas -de los archivos de Coyne, Galiay,
Mora y Jarke, sobre todo-, y, con gran relevancia para el trabajo, las
principales vistas pictóricas generales de Zaragoza –las bien conocidas de van
der Wyngaerde y de Martínez del Mazo, y otras de los siglos XVI al XIX-, cuya minuciosidad permite visualizar la morfología
de las edificaciones en épocas sucesivas, localizar los tramos de muralla e
identificar sus aberturas.
Con este bagaje se aborda el estudio de
las puertas y postigos que se abrieron en las dos cercas: las cuatro de la
muralla de piedra y mortero que desde el siglo III rodeó el núcleo romano, las
cuales remataban por los puntos cardinales el cardo y el decúmano
de la ciudad cesaraugustana –a saber, las del Ángel, de Toledo, Cinegia y
de Valencia-, y las nueve que fueron taladrando en diferentes momentos el muro
de réjola y ladrillo o tapial con el que en tiempos medievales se delimitó
defensivamente el perímetro ampliado por los nuevos barrios crecidos con
aumentos y desplazamientos de la población -San Ildefonso, Sancho, Portillo, la
superviviente del Carmen, Santa Engracia, Cremada, del Sol y la muy tardía y
efímera del Duque de la Victoria-, a las que se añaden los numerosos trenques o
postigos que horadaban los lienzos para mayor comodidad del tránsito de
personas y mercancías. De cada una de ellas se describe su origen, su
ubicación, su estructura, sus usos en relación con su posición planimétrica,
los problemas de su mantenimiento, su deterioro y sus reconstrucciones -de
algunas de ellas, hasta tres veces, lo que explica su cambiante fisonomía-, los
diferentes nombres con las que fueron conocidas por el pueblo, las personas,
gremios o entidades encargados de su guarda y del cobro de los peajes... Y se
ilustra con láminas que ofrecen idealizada la respectiva imagen en dibujo sobre
la visión fotográfica del sector urbano actual en el que estuvieron en su día
situadas; sin que falte tampoco una referencia final a los murales y a los
sellos y postales en los que se evoca su recuerdo.
En el
libro también se anotan sucintamente los hitos históricos ocurridos ante ellas:
asedios y batallas, la reconquista cristiana, los cortejos reales, la decapitación del Justicia Lanuza, la defensa
heroica durante los Sitios, la rechazada intentona carlista del 5 de marzo...
Pero fueron, sobre todo, singulares escenarios de la vida, costumbres, oficios,
conversaciones, actos sociales, rencillas vecinales, motines populares,
diversiones, dramas y esperanzas de
nuestros predecesores, los zaragozanos de antaño.
En suma, una puerta abierta al
conocimiento del pasado de Zaragoza y una valiosa aportación a la pervivencia
de nuestra identidad ciudadana.
PREMIO BÚHO A LIBRERÍA SERRET (OCTAVIO
SERRET. 22-4-14)
por José Mª SERRANO
La comarca del Matarraña se
encuentra en el extremo nororiental de la provincia de Teruel. La conforman 14
municipios, siendo Valderrobres su cabecera. El río Matarraña, que da nombre a
la comarca, nace en los puertos de Beceite. En su curso alto se abre paso entre
espectaculares desfiladeros, congostos y gargantas. No es de extrañar que tanta
belleza haya sido motivo de inspiración
de escritores y poetas, quienes le han concedido elogios tan atractivos como
“mágico”, “misterioso”, “fascinante”... Con 100 kms de recorrido, siempre
dirección sur-norte, discurre por tierras aragonesas en busca de su hermano
mayor el Ebro, a quien en fraternal abrazo entrega sus aguas cerca de Fayón, ahora ya en la provincia de
Zaragoza.
A sus pies se sitúa Valderrobres,
valle de los robles, hermoso topónimo para un bello lugar. Villa histórica, con
una población próxima a los 2.300 habitantes, con su puente de piedra, su
antiguo castillo-palacio e iglesia de Santa María la Mayor, sus típicas calles
y plazas, y lo que es muy importante, su propia lengua, hablada igualmente en
algunos otros lugares aledaños. Para orgullo de los valderrobrenses y de los
aragoneses, el lugar ha sido declarado Conjunto Histórico Artístico.
Me agradaría contarles muchas más
cosas sobre Valderrobres, pero el tiempo de que dispongo es limitado. Sin
embargo añadiré por mi cuenta y riesgo una recomendación de solamente cinco
palabras: Si no conocen Valderrobres, visítenlo.
Pero tengo ahora la misión de dirigirme a un
punto concreto de la villa, a la Av. de la Hispanidad, 21, donde se ubica la
librería Serret, que no pasaría de ser una más, un simple nombre, si no fuera
por la atenta visión y actuación de su dueño, Octavio Serret.
Él era un muchacho de 15 años cuando
tuvo la iniciativa de instalar su primera papelería en los bajos de su casa
familiar. Llegado el momento, como la mayoría de los jóvenes de aquellos años, tuvo
que irse a cumplir el servicio militar,
ampliando a su regreso el negocio a librería. Pasó el tiempo; Octavio,
ya hombre con experiencia, se trasladó al lugar que ahora ocupa, mucho más
amplio y céntrico. Gracias a su inteligencia, trabajo y voluntad, Octavio
Serret, continúa reinventándose y superándose cada día, habiendo logrado
abrirse paso, en el ya de por sí complicado mundo editorial. No hay espacio suficiente en estas líneas
para detallar su amplio currículum, pero
sí citaré, algunas de sus actividades más destacadas.
Ha recibido el premio de la Generalidad
de Cataluña por su difusión de la lengua catalana, y de la variante dialectal
utilizada en el Matarraña, en Aragón.
Todos los sábados del año organiza
en su librería firma de libros, con presencia del autor.
En los últimos cuatro veranos,
durante el primer fin de semana de agosto, viene organizando en el Matarraña
con gran éxito, interesantes reuniones de escritores y poetas.
Tiene un interés especial en
potenciar la publicación de aquellos libros que tratan sobre el Matarraña, su
comarca y las tierras del Ebro, no solamente en las ciudades aragonesas, sino
también en otras fuera de nuestra comunidad, como Barcelona y varias más.
Pero tampoco se olvida de los
lugares más pequeños, como son los
pueblos de la comarca del Matarraña donde participa en el desarrollo de
diversas actividades culturales y literarias.
Colabora en ferias de libros, siendo
siempre una constante la difusión de libros vinculados con el Matarraña y las
tierras del Ebro.
No es menos loable su interés por
propiciar la edición de libros de autores noveles, como el titulado Madera de blog, en 2008, prologado por nuestro amigo y escritor Francisco
Javier Aguirre. Otros libros son trilingües, en aragonés, castellano y catalán,
como el de relatos Tren del Val de Zafán
en 2011, y el de poemas Poesía a la
frontera, también de 2011.
El año pasado la librería Serret
cumplió sus 30 años de existencia, y para celebrar este aniversario se convocó,
juntamente con el Ayuntamiento de Valderrobres, el certamen literario Villa de Valderrobres, de ámbito
nacional, abierto a obras en castellano y catalán, otorgando premios para
novela y relato breve. Puede decirse que la librería establece en cordiales
relaciones, un puente literario entre
Aragón y Cataluña.
Como amigo de los libros yo espero que se sigan
añadiendo nuevos títulos a su ya amplio catálogo, y que tanto librero como
librería continúen celebrando muchos más aniversarios.
Considerando los méritos indicados,
la Junta Directiva
de
la Asociación Aragonesa de Amigos del Libro ha otorgado por unanimidad a la
librería Serret, gestionada por su propietario D. Octavio Serret, uno de sus
premios Búho.
JOAQUIN LOZANO
Por José Luis de Arce
Llevamos ya muchos años dando estos premios BUHO. Por aquí han pasado a
recogerlos escritores y escritoras, editores, libreros, fotógrafos,
ilustradores, librerías, imprentas y demás gentes e iniciativas que tienen que
ver con ese amplio, maravilloso y resistente mundo de los libros.
Pero quizá nos habíamos dejado a alguien; a un tipo de persona, a un
profesional que ha dedicado toda una vida, toda su vida a la venta de los
libros. Habrá, seguramente, muchos, que probaron fortuna allá en sus años
jóvenes, pero luego abandonaron por unas u otras circunstancias; habrá quien
haya seguido hasta su madurez, incluso hasta su edad más avanzada, y para todos
estos es nuestra evocación, nuestro recuerdo y nuestro pequeño homenaje de hoy.
Porque hay alguien, aquí, en nuestra Zaragoza, que simboliza la vocación
de esa clase de personas que decidieron hacer de la venta de libros la esencia
de su vida. Hay alguien, como nuestro BUHO de hoy, Joaquín Lozano, que quizá
por casualidad, porque le acuciaba la vida, porque necesitaba completar su
economía, encontró en la venta de libros un camino que habría de recorrer hasta
hoy, dejando de lado, incluso, su profesión de perito mercantil y su puesto de
trabajo en la SEAT de Barcelona, aquélla factoría de la zona franca de
Barcelona que fabricaba los inolvidables “600” que para tantos españoles fueron
el principio de su motorización.
Joaquín Lozano pensó que la venta de libros de Planeta supondría una
mejora de sus ingresos, y así empezó. Un trabajo duro. Llamando a puertas
desconocidas, a pecho descubierto, a ofrecer libros casa por casa a una España
que tenía aún un alto índice de analfabetismo. Encontró eco, no obstante. Se
fue creciendo. Dejó la SEAT. Dejó los seguros de vida, que también vendía.
Incorporó nuevas fórmulas de venta, como el libro a crédito en aquélla España
de los plazos y las letras innumerables, con el Crédito Internacional del
Libro.
Luego vino Carroggio, el fondo de Salvat/Espasa. Aquélla enciclopedia
Espasa abreviada, en siete tomos, que vendió a centenares y que en muchos
hogares serviría seguramente para adornar estanterías y aparentes bibliotecas
de salón. Decidió venirse a Zaragoza, y aquí se instala. La Summa Artis, la
colección Austral de lujo, los libros de Plaza y Janés. Joaquín seguía llamando
puerta por puerta y encontró clientes entre los estudiantes, las amas de casa y
los notarios. Vivía, y no mal, de su tenacidad, de su constancia y de su
esfuerzo, gastando zapatos y tirando de una cartera pesada llena de catálogos y
libros. Y así, año tras año, se fue forjando un lugar en el mundo de los
libros. Recuerda con nostalgia que llegó a vender en el Aaiún y en
Villacisneros
Vió que había más horizonte, que él estaba ya desbordado y que era
necesario organizarse: crea LOGI, organización editorial dedicada a almacén y
distribución de libros. Trabaja con Destino y ya suministra no sólo al
particular de toda la vida sino también a librerías, bibliotecas e
instituciones. Pasan por sus manos las colecciones de los premios NADAL, los
libros de ANCORA y DELFIN y maneja todo un catálogo literario con obras de
Delibes, Cela, Sender, Martín Gaite, Sanchez Ferlosio y tantos autores de la
España contemporánea, que van poblando las casas de gentes ávidas de leer.
El final no es feliz: Planeta compra Destino y Joaquín se queda en la
calle. No se dará por vencido y se afana en promocionar el libro aragonés, las
ediciones institucionales, por lo que recibe en 2008 el premio a la difusión
cultural.
A pesar de todo, este hombre vocacional, sencillo y discreto ha pasado
silenciosamente a nuestro lado sin que apenas hayamos notado su presencia.
Siempre se ha considerado, simplemente, un vendedor de libros. Nada menos.
Creemos que una biografía así tiene su mérito, y como tal, su recompensa.
El ha recibido ya muchas a lo largo de los años: el agradecimiento de tantos
lectores a los que ha sugerido, aconsejado y animado a la lectura. El de
quienes han ido comprendiendo el valor de los libros como vehículos de
formación y de cultura. No les parece a ustedes que todo ello es más que
suficiente para que hoy traigamos aquí a este hombre ejemplar, le entreguemos
nuestro premio BUHO y le dediquemos nuestro aplauso de reconocimiento?
PREMIO BÚHO A LA REVISTA CRISIS
Por
Emilio QUINTANILLA BUEY
Hace escasamente dos años, en mayo
de 2012, vio la luz el primer número de la revista CRISIS como culminación de
un interesante proyecto, no exento de riesgos, que sacó adelante Erial
Ediciones como parte destacada de sus iniciativas culturales.
Desde la Asociación Aragonesa
de Amigos del Libro aplaudimos en su momento el nacimiento de CRISIS, y lo
hicimos con gran esperanza y con un punto de temor. ¿Podría sobrevivir?
Desde luego no era fácil. Apostar
por una nueva revista que nace con vocación de plataforma intelectual en unos
tiempos en que se suceden los cierres de publicaciones periódicas y en que las
limitaciones presupuestarias amenazan con asfixiar cualquier iniciativa
cultural, es algo que solo puede hacerse cuando se cuenta con un proyecto muy
bien planificado, con un decidido e ilusionado equipo de redacción y con un
grupo de prestigiosas plumas dispuestas a colaborar de forma generosa y
desinteresada.
Por suerte, aquella criatura cuenta
ya casi dos años de edad y está dando pruebas de una excelente salud. La
revista CRISIS, cuyo número cuatro se ha presentado hace poco más de un mes en
el Teatro Principal, mantiene puntualmente la periodicidad semestral con que
fue concebida y es ya una realidad consolidada que se nos presenta en dos
soportes: en papel, con más de cien páginas de moderna maquetación y admirable alarde
tipográfico, y además, con un razonable desfase en el tiempo, como revista
digital on line, descargable en PDF.
Abierta a cualquier colaboración
que cumpla un exigible estándar de calidad e interés, los contenidos se
mantienen a gran altura y abordan, siempre desde la perspectiva de la creación,
un amplio abanico de temas dentro del mundo de la cultura: escritores, poetas,
artistas plásticos, periodistas, científicos, críticos, filósofos,
historiadores... contribuyen a dar realce a esta publicación que sin duda ha
venido a enriquecer el acervo cultural aragonés con proyección nacional.
La elección de CRISIS como título
de cabecera es sin duda un acierto, y no porque pueda hacer referencia a los
difíciles momentos socioeconómicos por los que estamos atravesando sino por su
alusión a cuanto la revista tiene de crítica; de postura analítica frente al hecho
cultural. En este sentido conviene
señalar que la publicación se define y subtitula como “Revista de crítica
cultural”. De forma que el título CRISIS como vocablo generador del adjetivo crítico seguirá siendo oportuno aunque
algún día la actual crisis social, financiera y de valores que estamos
atravesando pueda darse por superada y sea solo un mal recuerdo.
Pero además, desde el Consejo de
Redacción de la revista CRISIS se promueven y coordinan otras actividades que vienen
a complementar sus contenidos y a profundizar en algunos temas de especial
interés o actualidad. En los pocos meses transcurridos desde su primer número
han tenido lugar en Zaragoza, desarrollados en colaboración con otras
organizaciones culturales, foros de
debate y mesas redondas sobre temas tan sugestivos como El museo en el mundo de hoy, Presente
y futuro del patrimonio cultural aragonés, Influencia de las nuevas tecnologías en la creación artística o Las artes y las autopistas de la información,
desarrollados siempre en escenarios zaragozanos idóneos para tales actos, como
el Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos Pablo Serrano, el Centro
de Historias o la
Biblioteca de Humanidades María Moliner.
A cuantos amamos la cultura, como
es el caso de quienes integramos la Asociación Aragonesa de Amigos del Libro,
no podía pasarnos desapercibido el encomiable esfuerzo que el Consejo de
Redacción de la revista CRISIS viene llevando a cabo desde su creación, hasta
haber conseguido hacer de ella en tan poco tiempo una publicación de referencia
imprescindible dentro del patrimonio cultural aragonés.
Por ello queremos entregar hoy uno
de nuestros Premios Búho 2014
a la revista CRISIS, en la persona de su director don
Fernando Morlanes.
Enhorabuena.